La madurez nos
llega a todos, tras la adolescencia nos toca enfrentar la etapa de adultez,
momento en que supone, asumir responsabilidades y organizar nuestras vidas.
Son los padres de
nuestros/as estudiantes, con la ayuda de los profesionales, los que deben
aprovechar la adolescencia y juventud de sus hijos/as para ir construyendo de a
poco, las bases para el cambio.
Sin perder su
autoridad, los padres deben ir desarrollando en ellos/as su autonomía, permitiéndoles
que se equivoquen, para que aprendan de sus propios errores.Una autonomía con
límites para evitar equivocaciones mayares, después.
¿Cómo? permitiendo
que su hijo/a adolescente logre cosas, como permitirles que manejen artefactos eléctricos
o/y tecnológicos, preparar comidas, etc.
responsabilizándolos
de las consecuencias ante errores y que sea él/ella quien lo solucione.
Que aprendan a
administrar su asignación semanal, para gastos personales, como regalos,
insumos personales etc. También invitarlos a participar de diálogos entre adultos,
para acostumbrarlos a socializar.
Otro aspecto es
fomentar en el hogar la autonomía adulta, por medio de asumir responsabilidades
y cumplirlas, sin que nadie se lo recuerde, respetando la convivencia, recordándoles
que el derecho de cada uno, termina cuando comienza el derecho del otro, como
sería escuchar música muy fuerte, pretender ver siempre el programa televisivo preferido
etc.
Pensar de este
modo, exige a los padres o tutores superar terribles temores a que sus hijos/as
corran riesgos, que implican el transitar la vida en forma independiente, como sería el viajar
solos. Lo importante consiste en dar lugar a cada uno, preguntándole si quiere
o no quiere hacerlo, y si aceptan, brindarles los apoyos necesarios para que
aprendan a cuidarse, y sino a
incentivarlos para hacerlo.
Pero las bases para
llevar a cabo este plan, prepararlos al
largo camino de la vida adulta, deben tener las bases en los PEI, desarrollados
desde pequeños. Estrategias que pueden encontrarse en forma teórico práctica en
los artículos de este blogs, que paso a detallar:
La atención
compartida del 26 de dic. del 2.011,
Coherencia Central del 20 de oct. del 2.011; Funciones Ejecutivas del 28 de setiembre
del 2011; El pensamiento mentalista del 18 de nov. del 2.011; La transición a
la vida independiente del 15 de dic. Del
2.012; Estimulación de la comunicación del 31 de mayo del 2012; Incentivar las
habilidades socioemocionales del 29 de oct. del 2.014; La inclusión en la etapa
del secundario del 31 de julio del 2.014; Orientación sexual del 26 de junio del
2.014; Desarrollo de la empatía del 22 de diciembre del 2.015; Optimizar la
funcionalidad en la adolescencia del 30 de setiembre del 2.015; Manejo del dinero
del 30 de junio del 2.017; Desarrollo de la memoria autobiográfica del 26 de
febr. del 2.017 y Trabajar la superación de rutinas de febrero de 2.018.
Si bien no todos
lleguen a ser 100% autónomos, algunos tal vez necesiten siempre alguien que le
ayude, para promover que tengan autonomía en la mayor cantidad de aspectos posibles que puedan.
Pensemos que la
vida adulta es el período más largo de la vida de toda persona, y que ellas/ellos
es cuando la mayoría están sin orientación. Para revertir esto, no solo
necesitamos que se promuevan los derechos de las personas con TEA,
asegurándoles su plena participación e inclusión, sino también darle
oportunamente las herramientas para
lograrlo.
¿Cómo motivarlos?
a-Ejercitando todas
las aéreas.
b-Uso de
instrucciones visuales
c- Ofrecerle muchos
estímulos.
d-Descubrir sus pasiones
y respetarlas.
e- Desarrollar la
retroalimentación.
f-Involucrarlos,
ofreciéndoles estímulos competitivos.
g- Adaptar el régimen de las actividades hogareñas.
h -Asocialo al
baile, deporte o arte preferido, para que sea más divertido.
i-Respetar sus
intereses limitados, si tienen alteraciones sensoriales y alterada su
coordinación psicomotora.
Es necesario
recordar que el desarrollo y evolución de cada persona portador de este
trastorno, es diferente, por lo que no podemos tratarlos en modo generalista,
por lo que hay que ver cada caso en particular al desarrollar este programa.
Encontraremos que
cuando posean mayor nivel cognitivo, y sin patologías asociadas, podrán lograr
una vida adulta más autónoma y
normalizada, pudiendo seguir estudiando, trabajar y formar una familia.
Estudios realizados
últimamente han determinado, que
personas con autismo de alto funcionamiento, son más propensos a que presenten coomorbilidad,
como depresión y ansiedad , en el trascurso de la adultez. De allí que aconsejo
la importancia de hacer seguimiento en este campo.
Por otro lado, las
personas más afectadas, serán algo más dependientes, pero al ser trabajadas
proactivamente, irán logrando todo lo que más puedan, para este fin.
Hoy podemos
observar que es más importante la detención temprana, el diagnóstico certero y
la intervención terapéutica precoz, lo
cual redundaría en una mejor evolución, pero no se tiene en cuenta, prepararlos
para cuando sean adultos. Por eso sentí la necesidad de escribir sobre este
tema.
Dentro de este
colectivo de neurodiversidad, podremos encontrar desde personas de alto nivel
de funcionalidad, cuya inclusión será fácil, a otras que sus problemas
cognitivos-conductuales lo alejarán de ella.
Es necesario
recordar e importante que se
entienda que nuestros estudiantes son parte de un espectro, que va desde lo más
adaptativo a lo menos adaptativo, dentro de la inclusión, de allí la necesidad
de preparar los tratamientos con enfoques individuales, generando expectativas
optimistas y apostar expectativas para prepararlos al llegar a la adultez.
Debemos tomar
conciencia que no debemos pensar en el autismo como un tema inherente a la
niñez solamente, olvidándonos que serán adultos, con sus realidades y
problemas, si no los preparamos adecuadamente
para acompañarlos en el proceso. Debemos proporcionarles una orientación
profesional y/o atención adecuada para potenciar sus habilidades, intensificar
su vida independiente y proyectar su
inclusión laboral, construyendo en ellos/ellas la certeza de que es posible.
Pasar del camino de
la dependencia a la autonomía, de la protección a los apoyos, de la
institucionalización educativa a la autodeterminación, para que puedan elegir
cómo ser gestores de su propia vida.
Es en las familias,
donde se deben comenzar las primeras transformaciones, donde la toma de
conciencia de los derechos que tiene la
persona diagnosticada con TEA a elegir sus propios caminos, sus proyectos de
vida, a vivir dignamente y responsablemente
sus propias elecciones.
Por supuesto que no
me refiero a la familia sola, sino con la
de los profesionales, quienes aportaremos estrategias que ayudarán a cada
uno de ello, según sus necesidades y capacidades , así como también el modo
de abordarlas.
Desde pequeños/as
dejarlos experimentar como seres autónomos, por ejemplo a comer solos, aunque
se ensucie, a vestirse y a elegir su ropa, aunque al principio no lo haga muy
acertadamente. Haciendo todo con
él/ella y no por él /ella.
No es que se niegue
las dificultades, sino de reconocerlas y buscar modos de minimizarlas.
Cuando se trate de
un nuestros/as estudiantes integrados a
una escuela común (regular) crecerá sintiéndose que es capaz de aprender con su grupo, si sus docentes y equipo de apoyo preparan las adecuaciones curriculares necesaria fuera del aula, o con la mínima participación en ella.
El maestro
integrador, no debe estar permanentemente diciéndole lo que debe hacer o no hacer, porque crecerá pensando que nunca
podrá lograrlo por sí mismo.
Concientizar que
nuestros estudiantes adolescentes, ya dejaron de ser el niño eterno, por lo
tanto tratémoslo como tal, respetando las necesidad del círculo de amigos/as;
cambios en su aspecto físico, según la identificación con los personajes o
grupos de moda.
El paso de la
dependencia hacia la autonomía, no solo significa liberación y aumento de la autoestima para la perdona que lo logra, sino también
para los que los acompañan.
Siguiendo lo que
sugiero en este articulo, podremos alcanzar el ideal de compartir la vida con
personas con TEA adultos, que proyecten su vida eligiendo con quien compartir sus
días, contando con las bases para hacerlo posible y sustentable.
Logrado esto,
permitirá que los progenitores no se planteen la pregunta “¿Qué será de él/
ella cuando nosotros no estemos?” y puedan reemplazarla por “¿qué podemos
hacer ahora y cada día para darle
herramientas para que aprendan a manejarse con autonomía?”
Y es así como
lograrán preparar a su hijos/as portador
de este trastorno, para el largo camino hacia la adultez con autonomía y
responsabilidad.
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