La consulta con un
neuropediatra especializado en el tema, nos aclarará el panorama y además nos
permitirá identificar fortalezas y debilidades que presente cada niño/a ,y a
definir en forma multidisciplinaria el tratamiento terapéutico a seguir y
orientar el estudio para detectar comorbilidades asociadas.
Esta consulta no
puede ser una consulta más, no se trata del control de un niño/a neurotípico,
sino de padres que han observado algo peculiar en su hijo/a, o a los que las
maestras de kínder les refirió que no se integra, como que está en su mundo,
que se aísla, que es diferente.
La ausencia de un
marcador específico que nos permita a
través de un análisis de sangre, diagnosticar lo que ocasiona los TEA, hace que el reconocimiento de
entidades específicas que se asocian más frecuentemente con este trastorno sea
una parte fundamental en la evaluación y la consulta neurológica.
En general se
acepta que entre un 11 y 30 por ciento de nuestros/as niños/as, se asocian a
una entidad medica específica, produciéndose más frecuentemente en los que
tienen menor cociente intelectual, según estudios realizados por Volkmar y
Cohen- 1988; Gillberg y Coleman- 1996 y Casselal -2006
La experiencia me
ha demostrado que según el grado del trastorno, al ser trabajado
sistemáticamente, las etapas del desarrollo se logran ir nivelando.
En general cuando
se habla de autismo, sin otra especificación, se hace referencia al trastorno
del espectro autista, sin síndrome asociado.
El diagnostico se
realiza a través de la observación directa de los síntomas relacionados a las alteraciones del
comportamiento, ya que no existe ningún marcador biológico especifico del
autismo.
Las pruebas
complementarias, que se realizan buscando una etiología específica o síndrome
asociado, aclararán si estamos frente a un portador de un síndrome doble, es
decir que el/la niño/a posee dos diagnósticos, el correspondiente a TEA y el de
la patología asociada, entre los que se encuentran intoxicaciones, infecciones,
epilepsia, retardación mental, ataxias (problemas psicomotores), alteraciones
sensoriales, hiperactividad y otros en el campo mental como Trastorno
oposicional desafiante, ansiedad, depresión, sobre todo en los diagnosticados
con el síndrome de Asperger.
Entre las
comorbilidades más reconocidas encontramos:
*La retardación mental
(RM), que es el trastorno más común, muchas veces asociado a entidades definidas,
que forman los denominados: dobles sindromes.La identificación de este doble
síndrome permite reconocer aspectos evolutivos de la condición y prevenir
posibles complicaciones, brindando un adecuado asesoramiento en la mayoría de
los casos.
Ante estos casos,
si no se trabajaran terapéuticamente, en forma sistematizada todos los
componentes, impactará negativamente en la evolución de el/la niño/a.
*Otra prevalencia
en el doble síndrome (DS) en las personas con TEA, es el de tipo conductual, como
el trastorno de la atención con hiperactividad (ATDH) o sin ella, trastorno
obsesivo compulsivo, y estereotipias.
La experiencia me
ha demostrado que muchas de estas formas de actuar, se deben a su incapacidad de beneficiarse con las
cosas del entorno, por presentar alteraciones en la regulación sensorial. Es
por eso que aconsejo trabajarlo tempranamente. Éste tema lo pueden encontrar en
el artículo del 29 de setiembre de 2013, de este blog.
O también puede
deberse a no poder comprender la información socialmente relevante, tan
importante para el comportamiento adaptativo, tema tratado en los artículos de mayo y julio de 2.012, de este
blog.
Es muy común que
niños/as con TEANE (trastorno del espectro autista no especificado) sean
diagnosticados originariamente con ATD/H, según estudios realizados por Barkley
1998.
·
La
epilepsia que es una condición asociada a los TEA. Estudios realizados por
Ruggiere 2005, han determinado que entre el 25 y 35 por ciento de personas
portador del diagnóstico de TEA, la padecen, con dos claros picos de incidencia
según la edad: el primero entre 0 y 3 años y el segundo en la adolescencia.
La
mayor incidencia fue observada en la adolescencia, por estar relacionada con un
nivel intelectual y en especial con severos trastornos del lenguaje.
En
general las crisis más comunes son las parciales complejas, las
tónicas-clónicas generalizadas o las combinaciones de crisis focales
generalizadas.
En
algunas oportunidades pueden ser difícil diferenciar entre la presencia de
episodios epilépticos tipo mío- clónicas o ausencias con revulsión ocular de
fenómeno no epiléptico., relacionada con conductas episódicas de movimiento
ocular o fenómenos catatónicos. Cosa que puede aclararse con un video
electroencefalograma y permitir un
diagnostico más certero, de allí la necesidad del planteo de este artículo.
Estos
estudios, permitirán determinar:
1-La
coexistencia de TEA y epilepsia independiente.
2-
Consecuencia de una misma etiopatogenia donde las crisis epilépticas y la
actividad paroxística encontradas en el electroencefalograma (EEG), que se
deban a patologías subyacentes, que modifican la actividad neuronal(por
afección en el cromosoma 15, que tiene genes implicados en la génesis del
trastorno autista y la epilepsia, al alterar los receptores de los
neurotransmisores.
3-Por
acción de la epilepsia, al alterar ciertos circuitos neuronales implicados en
el neurodesarrollo, durante los dos primeros años de vida del niño/a.
4-Por
efecto de la epilepsia, interfiriendo las vías neuro sensoriales especificas
que generan alteraciones específicas que genera alteraciones secundarias en la
interacción social recíproca.
Aun,
no se sabe se la epilepsia es un detonante del trastorno del espectro autista o
al revés, o es la aparición conjunta, que hace actuar como factores coadyuvantes.
De allí la necesidad de que nuestros/as niños/as, sean evaluados mediante un
excautivo historial, por una tomografía axial computarizada (TAC), , por una
resonancia magnética(MR) y un electroencefalograma (EEG) o polisomnografia.
A quien trabaje con estudiantes que presenten episodios epilépticos, les
aconsejo emplear historias sociales, para explicarles de lo que se trata, tema
desarrollado en el artículo de 29 de octubre de 2.014 de este blog.
Los avances neurobiológicos, genéticos, diagnósticos y terapéuticos hacen
que los TEA sean una condición que despierta entre los que la tratamos, un gran
compromiso científico y humano, que nos preocupa y ocupa, para lograr la máxima
funcionalidad de quienes portan
este diagnóstico ,mediante:
*El reconocimiento de los principales síntomas.
*Definiendo el plan de tratamiento
más apropiado para cada uno.
*El empleo de medicamento más adecuado, en cada caso.
*Encontrar nuevas propuestas interdisciplinarias.